Me he decidido a escribir este artículo porque a menudo me encuentro con trail runners que lo único que hacen en su preparación para cualquier prueba es correr o a lo sumo, correr por la montaña. Eso está demostrado que es contraproducente, ya no solo porque no alcanzaremos nuestro máximo potencial deportivo, sino también por el alto riesgo de lesión que existe. El entrenamiento es como un potaje, cuantos más ingredientes le pongas, mejor sabor tendrá. Claro está que no todos los ingredientes deben de ir en la misma cantidad, hay ingredientes principales y otros menos importantes, pero que al final colaboran a dar un buen sabor a este guiso.
Si tomamos como referencia a un corredor de nivel medio, que hace 6 sesiones semanales, me gusta meter al menos un día de bici (carretera o montaña), un día de natación y un día de gimnasio. Se pueden combinar entre si o hacerlo como entrenamiento principal en cualquier sesión. Volviendo a los ejemplos, el entrenamiento es como una pirámide, cuando mas amplia sea la base que hemos formado con nuestros entrenamientos, mas alto llegará el pico, nuestro pico de forma. Para ello emplearemos en nuestra preparación sesiones de otros deportes como el ciclismo, la natación, el esquí, el patinaje, el trekking o incluso el kayaks.
El entrenamiento cruzado con otras modalidades deportivas también puede servirnos en épocas, por ejemplo donde estamos lesionados. Un corredor nunca puede parar por una lesión, si no puede correr, puede hace bici, nadar, o trabajar en el gimnasio. También se pueden practicar estos otros deportes alternativos por ejemplo tras finalizar la temporada, para seguir activo pero dando un poco de descanso a nuestras piernas.